jueves, 26 de mayo de 2016

PONENCIA # 2 LA FAMILIA EN AMERICA LATINA

SITUACION ACTUAL DE LA FAMILIA EN EL CONTINENTE AMERICANO, RESPUESTA DEL FRANCISCANO SEGLAR
Hno. John Palacios, OFS Ecuador.
Hno. John Palacios, ofs



LA FAMILIA EN AMERICA LATINA

CONTEXTO EN LA SOCIEDAD LATINO AMERICANA
La familia es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección del Estado y de la misma sociedad. Es el lugar en donde los miembros: nacen, aprenden, se educan y se desarrollan. Debe ser refugio, orgullo y alegría de todos. Cuando en la familia hay problemas, alegrías o tristezas, repercuten en todos sus miembros, sufriéndolos o disfrutándolos  debido a su total interrelación.

Uno de los problemas más grandes en la familia de hoy es sin duda la falta de respeto y de comunicación. En realidad, tanto los padres como los hijos  tienen derechos y responsabiliades, que deben cumplir  para lograr una buena relación  y por lo tanto un ambiente agradable en el hogar.

Es de saberse que, concurren diversos factores en el sano equilibrio del núcleo familiar; lamentablemente no contamos con la cultura y el conocimiento necesario, el cual nos permita darnos la oportunidad de vivir en armonía con los nuestros  y por lo tanto desarrollarnos debidamente ante la sociedad.

Una de las consecuencias más graves e irreversibles que conducen a la desintegración familiar es el maltrato físico o verbal del cónyuge o de los hijos; las adicciones y la migración.

Es sumamente importante que la familia que padece de tal abuso busque ayuda profesional y espiritual antes de que suceda una desgracia, incluso la desintegración del hogar. Tanto las personas maltratadas como los agresores sufren a raíz de la violencia doméstica, y por lo tanto necesitan buscar ayuda como familia. El que maltrata a su esposo o esposa hiere a los hijos y el que maltrata a sus hijos se maltrata a sí mismo.

La familia es el primer ámbito en el que se experimenta y se vive la fraternidad, es el espacio donde se forja la vocación de servicio a los demás, la solidaridad, la responsabilidad, la tolerancia, la honestidad, el respeto a los demás, el amor al trabajo; valores fundamentales para alcanzar una vida comunitaria en paz y armonía.

POR OTRO LADO SE EVIDENCIA UNA AGUDA Y SILENCIOSA DISCRIMINACION HACIA LA FAMILIA EN AMERICA LATINA POR PARTE DEL ESTADO

La aspiración a una sociedad entre cuyos pilares esté la superación de las discriminaciones se halla en las entrañas del “sueño latinoamericano”. Recorre toda la historia del Continente, tiene profundas representaciones a nivel nacional en casi todos los países, y es objeto actualmente de continuas luchas. En estos tiempos en donde con grandes sacrificios los pueblos han logrado hacer avanzar procesos genuinos de democratización, se suceden los esfuerzos para denunciar las discriminaciones de toda índole, y bregar por su superación.

Sin embargo, no bastan los sueños para cambiar las duras realidades de la región. La recorren graves tendencias hacia la pauperización y la polarización social, que están Despertando fuerte preocupación hacia el interior de los países, e internacionalmente, y que son el contexto propicio para la acentuación de discriminaciones. Así las desigualdades extremas en el acceso a oportunidades socioeconómicas, mantienen y agudizan dramas como la miseria en que viven las comunidades indígenas, la marginación en algunos países de la población de color, la inferiorización de la mujer particularmente la mujer pobre en diversas áreas, la marginación de las personas con discapacidad, y de los adultos mayores. De todo ello surge una sociedad con fuertes fracturas, que generan exclusión, tensión social, y con frecuencia ideologías intolerantes racionalizadoras de las mismas.

Deseamos considerar en este trabajo, un aspecto de las discriminaciones que recorren la realidad de la región que debería ser objeto de muchísima más atención. Se trabaja cada vez sobre las inequidades que la caracterizan en planos como el acceso al trabajo, la distribución de ingresos, las oportunidades educativas, el acceso a cobertura de salud, pero son limitados los análisis sobre qué está pasando en una cuestión vital: las posibilidades que tienen los diversos estratos sociales en cuanto a la conformación de una unidad familiar sólida y estable. Las cifras indican que son muy diferenciadas, que allí se esta produciendo un silencioso drama de vastas proporciones.

Independientemente de su voluntad numerosas parejas jóvenes no tienen las oportunidades reales para conformar o mantener una familia. Muchas familias son destruidas ante el embate de la pobreza y la desigualdad, otras se degradan, y otras no llegan siquiera a ser constituidas. Hay una grosera discriminación en este campo, que es reforzada por la falta de políticas públicas activas enfatizadas en la protección de la unidad familiar. Todo ello afecta visceralmente la visión de una sociedad pluralista, y diversa. El derecho elemental a la conformación y desarrollo de una familia, debería ser uno de sus pilares.

ASÌ TAMBIÉN SE DA EL REDESCUBRIMIENTO DE LA FAMILIA DESDE LA PERPECTIVA ESPIRITUAL

A inicios del siglo XXI existió una creciente revalorización del rol de la familia en la sociedad. Desde la perspectiva espiritual la familia apareció siempre como la unidad básica del género humano. Las grandes cosmovisiones religiosas destacaron que su peso en lo moral y afectivo era decisivo para la vida. En los últimos años han agregado a esa perspectiva fundamental, conclusiones de investigación de las ciencias sociales que indican que la unidad familiar realiza, además, aportaciones de gran valor en campos muy concretos como la educación.

Entre otros aspectos, las investigaciones destacan el papel de la familia en el rendimiento educativo, en el desarrollo de la inteligencia emocional, en las formas de pensar, en la salud y en la prevención de la violencia.

Múltiples estudios corroboran esta tendencia y el papel clave de la fortaleza del núcleo familiar. La Secretaría de Salud y Servicios Humanos de EEUU realizó un estudio sobre 60.000 niños. Wilson (1994) informa sobre sus conclusiones:

“En todos los niveles de ingreso, salvo el muy alto (más de 50.000 dólares al año), en el caso de los dos sexos y para los blancos, negros e hispanos por igual, los niños que vivían con una madre divorciada o que nunca se había casado, estaban claramente peor que los pertenecientes a familias que vivían con los dos progenitores. En comparación con los niños que vivían con sus dos padres biológicos, los niños de familia con un solo progenitor eran dos veces más propensos a ser expulsados o suspendidos en la escuela, a sufrir problemas emocionales o de la conducta y a tener dificultades con sus compañeros. También eran mucho más proclives a tener una conducta antisocial”.

Las características de la familia tienen asimismo influencia sobre otro tipo de educación, la emocional. Hay un significativo interés actualmente en el tema de la denominada “inteligencia emocional”. Según indican las investigaciones de Goleman (1995), y otras, el buen desempeño y el éxito de las personas, en su vida productiva, no se halla ligado sólo a su cociente intelectual, tiene estrecha relación con sus calidades emocionales. Entre los componentes de este orden particular de inteligencia, se hallan el autodominio, la persistencia, la capacidad de automotivación, la facilidad para establecer relaciones interpersonales sanas y para interactuar en grupos, y otras semejantes. Según se ha verificado, con frecuencia personas de elevada inteligencia emocional tienen mejores resultados que otras con cociente intelectual mayor, pero reducidas calidades en ese orden. La familia tiene un gran peso en la conformación y desarrollo de la inteligencia emocional. Los niños perciben en las relaciones entre sus padres, y de ellos con los mismos, modos de vincularse con lo emocional que van a incidir sobre sus propios estilos de comportamiento. Destaca Goleman que: “La vida en familia es nuestra primera escuela para el aprendizaje emocional”.

Otro aspecto en que la familia con su dinámica va moldeando perfiles de comportamiento en los niños, es el que se produce en el campo de “las formas de pensar”.

Naum Kliksberg (1999) señala al respecto, que el niño se vincula con sus padres y hermanos a través de tres modalidades básicas: de aceptación pasiva, de imposición autoritaria, y de diálogo democrático. En los hogares tiende a predominar alguno de estos modelos de interacción". Resalta el investigador que, si el predominante es el de aceptación pasiva, se genera una forma de pensar “sometida” que acepta argumentos y posiciones, sin profundizar mayormente sobre sus fundamentos. Si la interacción usual es la autoritaria, se desarrolla una forma de pensar orientada a imponer el propio pensamiento al otro, y sólo centrada en las coerciones necesarias para lograr ese objetivo. Si en cambio el modelo de interacción es “dialogal democrático”, la forma de pensar que se desenvuelve es crítica, se sabe escuchar al otro, se trata de entenderlo, y de explicarse.

En el campo de la salud Katzman (1997) señala, resumiendo estudios efectuados en el Uruguay, que los niños extramatrimoniales tienen una tasa de mortalidad infantil mucho mayor, y que los niños que no viven con sus dos padres tienen mayores daños en diferentes aspectos del desarrollo psicomotriz.

Una preocupación central de nuestro tiempo es el aumento de la violencia en diversos países. La familia aparece, a la luz de las investigaciones al respecto, como uno de los recursos fundamentales con que cuenta la sociedad para prevenir la violencia. Los valores inculcados a los niños en la familia en esta materia, en los años tempranos, y los ejemplos de conducta observados, van a incidir considerablemente sus decisiones y conductas futuras. Un estudio en EEUU (Dafoe Whitehead, 1993), identificó que examinando la situación familiar de los jóvenes en centros de detención juvenil en el país, se verificaba que más del 70% provenían de familias con padres ausentes.

En resumen la familia, junto a sus históricas y decisivas funciones afectivas y morales, exaltadas en religiones como la cristiana y la judía, entre otras, cumple funciones esenciales para el bienestar colectivo. A partir de esa visión existe, en diversos países desarrollados, un activo movimiento de creación de condiciones favorables para el buen desenvolvimiento y el fortalecimiento de la familia.

Las políticas públicas de los países de la Comunidad Económica Europea brindan, entre otros aspectos: garantías plenas de atención médica adecuada para las madres durante el embarazo, el parto, y el período posterior, amplios permisos remunerados por maternidad que van, desde 3 meses en Portugal hasta 28 semanas en Dinamarca, subvenciones a las familias con hijos, deducciones fiscales. Diversos países, como los nórdicos, han establecido extendidos servicios de apoyo a la familia como las guarderías, y servicios de ayuda domiciliaria a ancianos y discapacitados.
La necesidad de fortalecer la institución familiar y apoyarla de modo concreto tiene múltiples defensores. Reflejando muchas opiniones similares, un estudio español (Cabrillo, 1990), plantea que “la familia es una fuente importante de creación de capital humano. Por una parte ofrece servicios de salud en forma de cuidado de enfermos y niños que tendrían un elevado costo si tuvieran que ser provistos por el mercado o el sector público. Por otro, es en ella donde tiene lugar la primera educación que recibe un niño, que es además la que tiene una rentabilidad más elevada”. Ante ello se pregunta: “¿en la práctica el sector público está financiando gran parte de los gastos en educación en la mayoría de los países? La pregunta inmediata es: ¿entonces, por qué sólo una parte de la educación, la impartida en escuelas públicas o privadas? Si este tipo de educación es subvencionada, no hay razón alguna para que no se subvencione también la educación impartida en la casa”. Otro trabajo (Navarro, 1999) reclama: “la universalización (en España) de los servicios de ayuda a la familia”, y demuestra su factibilidad en términos de costos económicos.

Frente a esta revalorización internacional del rol de la familia, y la verificación de sus enormes potencialidades de aporte a la sociedad, ¿qué sucede en los hechos en América Latina? ¿Cuál es el contexto socioeconómico actual y como afecta a las familias concretas de la región?
LOS AGUDOS INTERROGANTES SOCIALES
La evolución de la situación social de la región ha generado fuerte alarma en amplios sectores. Diversos organismos internacionales, entre ellos las Naciones Unidas y el BID, han llamado la atención sobre los inquietantes déficits sociales. La Iglesia, a través de sus máximas autoridades, ha hecho repetidos llamamientos a dar la máxima prioridad a las graves dificultades que experimentan extensos grupos de la población. La ciudadanía ha indicado, por diversas vías, que considera que sus problemas de mayor gravedad se hallan en el área social.

Según el Panorama Social de la CEPAL (2001) la población ubicada por debajo de la línea de la pobreza representaba el 41% de la población total de la región en 1980, cifra muy elevada en relación a los promedios del mundo desarrollado y de los países de desarrollo medio. Portugal, el país con más pobreza de la Unión Europea, tiene un 22% de la población pobre. La cifra empeoró en las dos últimas décadas y el porcentaje de pobreza latinoamericano pasó a significar en el 2002 el 44% de una población mucho mayor.
CUADRO 1
Evolución de la pobreza en América Latina, 2000-2002
(Porcentaje de la población)
Año Indigencia Pobreza
2000 17.8% 42.1
2001 18.6% 43
2002 20.0% 44
** De 2000 a 2002 se generaron 15 millones de nuevos pobres.
Los estimados nacionales indican que la pobreza tiene una alta presencia en toda la región con muy pocas excepciones. En Centroamérica son pobres el 75% de los guatemaltecos, el 73% de los hondureños, el 68% de los nicaragüenses y el 55% de los salvadoreños. Es pobre el 53% de la población peruana, más del 70% de la ecuatoriana, y el 63% de la boliviana. En México es pobre actualmente el 51.7% de la población, y en Brasil se estima que 44 millones de personas están en extrema pobreza ganando menos de un dólar diario (Proyecto Fome Zero, 2014). Argentina, es un caso muy ilustrativo de las dificultades de la región. Un país que tenía a inicios de los 60’s porcentajes menores al 10% en pobreza, llegó a fines del 2002 a un 58% de la población por debajo de la línea de la pobreza.

La región presenta elevados niveles de desocupación e informalidad que son una causa central de la evolución de la pobreza. La tasa de desempleo promedio subió del siguiente modo:

CUADRO 2
América Latina. Crecimiento y Desempleo
1980 al 2003
Periodo Tasa de desempleo urbano
1981-90 8.4%
1991-97 8.8%
1998-03 10.4%
Fuente: CEPAL. Informes anuales.
A esas altas tasas se suma el ascenso del porcentaje de la mano de obra activa que trabaja en la economía informal, constituida en tramos importantes por ocupaciones inestables, sin base económica sólida, de reducida productividad, bajos ingresos, y por la ausencia de toda protección social. La informalización implica, según subraya Tokman (1998), un proceso de descenso de la calidad de los trabajos existentes. En 1980 trabajaba, en la economía informal, el 40,6% de la mano de obra no agrícola ocupada; hoy es el 59%. A ello se agrega la precarización. Hay un número creciente de trabajadores sin contrato, y bajo contratos temporales. Alrededor del 35% de los asalariados está en esas condiciones en Argentina, Colombia y Chile, y el 74% en el Perú.

Finalmente a cerca de la Salud emocional y espiritual en la familia
Fenómenos sociales como la migración, drogadicción, violencia y el avance de las tecnologías de la comunicación han ocasionado que los miembros familiares estén emocionalmente afectados en su salud física como consecuencia de lo emocional o psicológico (Kliksberg, 2014)

Al respecto, en la actualidad se observa una sociedad estresante, con individuos estresados, con baja auto estima, violenta y drogodependiente, en donde el amor y la solidaridad se van perdiendo poco a poco, para dar paso a una sociedad capitalista, es decir el capital por encima del ser humano.

A demás, miembros familiares que no se ven durante varios días, incluso meses o años, las viviendas se convierten en residencias de paso, en dormitorios según la necesidad de cada habitante.

La meta está fijada en la acumulación de bienes materiales, en el conocimiento, en la competitividad, dejando de lado al ser humano como tal, no existe la familia, existen personas o individuos familiares que buscan riqueza económica en desmedro de la salud emocional.

Los autores descritos hasta el momento, si bien definen el comportamiento conceptual de la familia a lo largo de la historia y resaltan la importancia para la sociedad de la misma, no profundizan en su comportamiento, ni cuáles son las causas de su fracaso, únicamente se refieren al amor y la solidaridad como elementos importantes en el fortalecimiento de la familia.

Elementos que dan la pauta para el análisis de la familia en la actualidad y permite resaltar algunas diferencias entre las sociedades anteriores (antes de la década de los sesenta) y las actuales.

En las décadas anteriores a la de los sesenta por ejemplo, las familias  eran más sedentarias, es decir que la movilidad humana no era su principal característica, trasladarse de un país a otra por razones de trabajo era mínimamente posible (Carpio, 1982).
La acumulación de capitales pasaba a un segundo plano, importaba más la unidad familiar, el compartir y fortalecer los lazos de amistad y solidaridad en el núcleo familiar y en las familias extendidas, esto es con tíos, tías, primos, abuelos y abuelas.

El respeto a la autoridad de los padres por parte de los y las hijas eran más evidentes, en consecuencia existía mayor control a cerca de los horarios de salida y entrada al hogar; las horas de alimentación en el desayuno, almuerzo y cena, se cumplían con mayor rigidez que ahora.

Las madres criaban a sus hijos sin la necesidad de tener un trabajo remunerado fuera del hogar, los padres de familia estaban más cerca de sus hijos e hijas, aun cuando trabajaban fuera del hogar.

Los valores éticos y morales como leer la biblia, asistir a la iglesia, rezar el rosario en familia, saludar a las personas mayores, la convivencia  en el barrio y comunidad era más importante que el individualismo y la falta de fe. 

Esto último lleva a considerar que las sociedades anteriores a la actual muestran cambios sustanciales que conducen a diferenciar dos tipos de sociedades antagónicas que pueden confluir en el enriquecimiento de la una sobre la otra.

Es decir que las características de la sociedad moderna con los avances tecnológicos como las comunicaciones, los medios de transporte y la vialidad nos deben acercar más a las familias que mantenían tradicionalmente la solidaridad y el amor.

Otro aspecto de consideración, es el de evaluar cómo se ha visto afectada la familia en éste proceso en la salud física, emocional y espiritual y cómo plantear una familia organizada para proponer una sociedad saludable.

Por diferentes circunstancias, las familias se encuentran alienadas por el mercado, por ejemplo tanto hombres como mujeres encuentran satisfacción en comprar productos que mejoran la estética exterior, productos de alta tecnología como celulares, tablas electrónicas, vehículos, etc.

Los medios de comunicación tales como la televisión y el internet se han convertido en medios de alienación al consumo, por lo tanto existen vendedores y compradores de bienes y servicios, para lo cual los compradores tienen que trabajar en jornadas dobles y poder adquirir esos bienes o satisfactores.

Los bienes o satisfactores son mercancías de uso, que no satisfacen las necesidades básicas de las familias así por ejemplo, se adquiere en el mercado vehículos con tecnologías de punta y se omite la adquisición de bienes y servicios que mejoren la calidad de vida como vivienda, salud y educación.

Como los costos de adquisición de los satisfactores son altos se han incluido al mercado laboral las mujeres, niños y adolescentes, lo cual ocasiona la desintegración de la familia, es por eso que se dice que estamos en una sociedad materialista, consumista y egocéntrica.

Podría sin embargo no tener nada de malo, siempre que no afecte la relación familiar, sin embargo en el caso de los países subdesarrollados como Ecuador, esto ha significado el abandono de los padres a los hijos afectando emocionalmente a niños, niñas y adolescentes.
Si los hijos no se crían con sus padres, se verán afectados emocionalmente en su personalidad, pues la ausencia de la madre en los primeros años debilita la confianza y la ausencia del padre en la niñez y adolescencia, debilita en los hijos la autonomía (Hernández, 2009).

Hernández (2009) señaló también, que la personalidad es la forma de ser de cada individuo y se va adquiriendo desde el vientre materno, que a su vez, se fortalece o se debilita en el seno familiar.

Es decir que, si los hijos, no se desarrollan en su ciclo de vida con sus padres, tendrán una personalidad desequilibrada, no tendrán confianza en sí mismos, ni en los demás, en consecuencia no emprenderán retos en su vida y fracasarán en cualquier intento; además que en su desarrollo personal no podrán tomar sus propias decisiones.

Consecuencias sin duda, que permiten en la situación actual, plantearse la posibilidad de encaminar de mejor manera al núcleo social, tomando como punto de partida las fortalezas de las familias tradicionales y las posibilidades tectológicas de las familias contemporáneas.

González (2014) enfatizó que los miembros familiares deben tomar en cuenta, su estado emocional y espiritual, ya que es muy importante en la vida de toda persona,  influye de manera directa sobre la salud física del cuerpo, esto se debe a que el hombre es por naturaleza un ser profundamente emocional.

De ahí que, muchas personas, cuando no se sienten bien anímicamente, reflejan de forma inmediata en su aspecto físico, síntomas de estrés, agotamiento o pesadez corporal (González, 2014).
Esto significa que en la actualidad, por todo lo descrito anteriormente, la población ha descuidado la salud espiritual y emocional, de ahí que se dice que las carreras o profesiones de existo son la psicología, psiquiatría y otras relacionadas con la consejería o terapia familiar.

Concluye González (2014) que la salud emocional, consiste en conseguir un equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu, cuando una de estas áreas se encuentra en mal estado repercutirá directamente en las otras.

El concepto de salud general, está conformado por 4 áreas: física, mental, emocional y espiritual. Lograr un estado de bienestar, armonía y equilibrio en estas áreas nos dará la habilidad para funcionar de manera óptima, como ser humano y tener la energía y vitalidad para ser altamente productivos y exitosos en cualquier área de la vida (González, 2014).

Por lo tanto, es muy importante tener presente, que las personas que gozan de una buena salud emocional, son mucho más activas, dinámicas y saludables físicamente.

Con esto se quiere decir que, si en la familia existe violencia, consumo de alcohol y ausencia de los padres, los hijos en su adolescencia van tomando rumbos diferentes, se vuelven violentos y consumidores fácilmente de drogas o alcohol, dado que eso vivieron en su hogar, no siempre será el caso, pero las estadísticas en Ecuador así lo demuestran.
En relación a la espiritualidad, es casi imposible definir porque significa algo diferente para cada persona; para algunos, es la religión; para otros, la espiritualidad, se fundamenta, en la armonía que siente con la naturaleza o la creencia de que existe un poder mayor, energía universal, fuente creadora etc. (González, 2014). 
Por lo tanto, la salud espiritual implica la reflexión de nuestras creencias. Lo que importa no son nuestras elecciones espirituales, sino que estemos viviendo de acuerdo a nuestras creencias y convicciones (González, 2014).

Para complementar el análisis de la familia desde la década de los setenta hasta la actualidad, desde Foucault en 1982 hasta González 2014, no se puede dejar de lado las recomendaciones de los textos bíblicos y del Papa Francisco (2015) que se refieren a cómo debería ser el comportamiento familiar.

Por un lado, la Conferencia Episcopal del Ecuador, en la Biblia Latinoamericana (2014) menciona  que los hijos deben obedecer a los padres, porque  el amor tierno y fuerte dentro de la familia es ciertamente un bien de un valor incalculable; constituye una ayuda poderosa para superar las crisis más profundas y también para vencer la desesperación.

Se refiere, a la relación social que debe existir entre los hijos y los padres, una relación de  profunda  obediencia y salud espiritual; así también del amor de los esposos a las esposas y viceversa, resaltando de esta manera el pensamiento científico de la familia y la espiritualidad del mensaje de un ser superior, Dios.

En consecuencia, no se debe tratar el tema de la familia, únicamente desde el pensamiento empírico, desde el conocimiento científico, sino que necesariamente se torna indispensable tomar en cuenta la doctrina social de la iglesia.

La doctrina social de la iglesia, abarca todos los campos en los que se desarrolla la convivencia humana, busca dar respuesta a los problemas concretos económicos y sociales a través de las cartas encíclicas (Bergolio, 2015).
Tanto para los autores González (2014) como para los autores de la Biblia, la salud espiritual y emocional en la familia, tiene que ver con el amor, así lo entiende también Bergolio (2015), el Papa Francisco, quien señala que la familia, es una escuela donde el amor y la oración son importantes.

Nos recuerda también, que hay un nosotros, que hay un prójimo cercano, patente, que vive bajo el mismo techo y que comparte la vida y está necesitado.

El que ama sirve, se pone al servicio de los demás. Y esto se aprende especialmente en la familia, donde nos hacemos, por amor, servidores unos de otros. En el seno de la familia, nadie es descartado, todos valen lo mismo (Bergolio, 2015).

El respeto en la familia según dice el Papa Francisco (2015) inicia en el prójimo, refiriéndose a los más cercanos, en donde ninguno es dejado de lado, ni esposa, ni esposo, ni hijos o hijas, todos son iguales, tienen los mismos derechos y responsabilidades.

Por lo tanto, la familia, es la primera escuela de los niños, es el grupo de referencia imprescindible para los jóvenes, es el mejor asilo para los ancianos. La familia constituye la gran riqueza social, que otras instituciones no pueden sustituir, que debe ser ayudada y potenciada, para no perder nunca el justo sentido de los servicios que la sociedad presta a sus ciudadanos (Bergolio, 2015).

En efecto,  complementa Bergolio (2015) estos servicios que la sociedad presta a los ciudadanos, estos no son una forma de limosna, sino una verdadera deuda social respecto a la institución familiar, que es la base y la que tanto aporta al bien común de todos.

Hasta aquí, un esbozo de lo que ha sido la familia desde la década de los sesenta aproximadamente, de lo que debería ser y de lo que actualmente se constituye como parte importante de la sociedad.

No es momento de lamentar, así están las cosas, con respecto a la familia, el problema se agrava cuando no se ha hecho nada o casi nada para frenar la desintegración de núcleo básico de la sociedad.


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